Foto de Ángel Muñoz

lunes, 22 de noviembre de 2010

Inma es ahora amiga de Licebook



Si repetimos fue por algo. Ya sosegada la emoción de un año atrás en aquel corre que te corre, besa que te pregunta, traguito, a otra, a otro, y tú qué? Qué alegria! Cuánto tiempo!... Pasado aquel ataque de 25 años que no nos habíamos dado cuenta de que se habían precipitado por la vida, esta vez el abrazo tuvo la posibilidad de ser menos apresurado, la confidencia menos tensa, el paso más suave. Me gusta veros así, con el hoy por montera, con la añoranza justa de reírnos de aquello que nunca nos contamos, de sabernos distintos pero tremendamente iguales. Agradecer las notitas de entonces, esas que se han guardado como un gps afectuoso para seguir la ruta de la fragilidad de los recuerdos. Agradecer ese codo que se nos retiraba para facilitar la copia del examen y hoy nos deja su móvil para si por si acaso necesitas de él cuando no sepas cómo responder a una demanda de divorcio, pedir una hipoteca o preparar un bocata de jamón con tomate. Ponemos encima de la barra, entre mojitos y cervezas, lo poco o lo mucho que sabemos para tomar de aperitivo; nos tronchamos a fuerza de nosotros contándonos lo raro que resulta preocuparse por el dolor de espalda, las pérdidas de orina o la jodida próstata, ventilamos las premenopausias al ritmo de cualquier música, nos juntamos los padres de bebés con los que ya estamos a punto de tener de nietos, hablamos del amor y sus dificultades, y nadie cuenta con la fórmula perfecta, o casi nadie; repasamos eso que nos importa y lo que ya no tanto y cerramos el bar con un comunitario guiño de alegría.



2 comentarios:

Alicia dijo...

Es increible como eres capaz de hacer lo más díficil, poner palabras a los sentimientos.
Muchas gracias por hacernos este hermoso regalo y por formar parte de estos bonitos reencuentros.

RaRo dijo...

y lo bien que te sienta ese vestido rojo...