Foto de Ángel Muñoz

lunes, 21 de abril de 2008

Corazón de serpiente


Anoche, cuando regresaba en avión a la cruda primainvierna madrileña, releí algunas notas del fin de semana que pasé en Barcelona en el mes de enero. Han cambiado las cosas desde entonces. Hablaré de avances porque me siento mejor. Se va a cumplir pronto un añito desde que cambie de ruta. Me quedé lo suficientemente sola como para tener que mirarme de arriba abajo. Me quedé con tan poquitas cosas que no había más remedio que fijarse en lo esencial. Me asustaron algunas impresiones, echar la vista atrás o mirar hacia delante, panoramas vertiginosos. Tenía mucho que limpiar y eso tiene su coste. Tenía que deshacerme de pieles muertas que se me habían adherido con el tiempo. Anoche, leyendo mis propias palabras, noté que ya respiro mejor, que ando más ligera, que me voy reconociendo, aprendiéndome.
Aunque volvía un poco enfurruñada –nunca resulta fácil separarse de ti- me supo bien este mínimo reencuentro con la que era hace tan sólo un par de meses.
Llegué a casa muy tarde, hacía frío, estaba todo oscuro, no había nadie y no sentí carencias.
Traía el calor del sol adentro.

1 comentario:

Jesus dijo...

¿Cómo puede uno sentirse solo cuando tanta gente te rodea y está pendiente de tus letras?
¿Cómo puede la vida descalzarse para que tú lleves sus zapatos?

Adelante... seguimos esperando más....